Nueve años después de su ruptura y de varios rifirafes, Belén Esteban volvió a encontrarse el sábado con su ex, Jesulín de Ubrique, en la comunión de la hija de ambos.
Atrás quedaban los reproches y las diferencias tantas veces aireados por los medios: Esteban y Jesulín decidieron portarse bien y aparcarlos, prudentemente, para otro momento.
De esta forma, la pequeña Andrea, que lucía un modelo blanco con volumen para su día especial, pudo ver a sus papás como nunca antes los había visto: sentados codo con codo en la iglesia, eso sí, sin dirigirse la palabra.
"No nos hemos dado ni la paz", relataba Esteban a un medio, la más locuaz de los asistentes.
Por parte de la familia paterna de la niña también asistieron su hermana Julia, su abuela Carmen Bazán y sus tíos, Víctor, Carmen y Humberto. No asistió María Jesús Campanario, protagonista de alguno de los enfrentamientos más encarnizados con Belén.
El resto, tras asistir a la ceremonia religiosa, se reencontró en el convite, donde previsiblemente la comunicación entre ambas familias debió ser prácticamente inexistente.
Quizá por eso, la familia de Jesulín decidió abandonar el restaurante una hora más tarde, algo que molestó a la tertualiana de Telecinco: "Jesulín se fue sin necesidad, porque cada uno se podía sentar en las mesas donde quisiera. Para eso es mejor que no hubiera venido ninguno", dijo al día siguiente en unas declaracione que recoge la revista ¡Hola!
El día anterior, Belén había declarado que quien había invitado a todos era ella y que lo había hecho "con mucho gusto".
En cuanto a su todavía marido, Fran, Belén reveló que a pesar de que no había acudido a la iglesia, sí se había pasado por el convite para dar un regalo a Andrea.
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